lunes, 26 de abril de 2010

Hermana Glenda

Esta Reflexión queda super recomendada para todos, que sea lo que Dios quiera....Hermana Glenda

jueves, 22 de abril de 2010

¿Que significa tener una adicción sexual?

Cuándo se es adicto al sexo? Aquí te presentamos de manera concisa algunas de las características principales para reconocer la adicción sexual.

En medio de estas situaciones te puedes preguntar: ¿qué tanto es tantito?... Quiero hablarte de qué son las adicciones sexuales y, en el camino, podrás darte cuenta si estás metido en una sin saberlo. Antes de comenzar, me gustaría que consideraras esta idea: tus acciones no definen quién eres. Por lo tanto no es muy adecuado decir “soy un adicto sexual.” Eso sería una etiqueta falsa que te habrías impuesto y, peligrosamente, puede llevarte a no querer cambiar, a decir “soy así, ya ni modo...”. No eres un adicto sexual, sino alguien que, por muchas situaciones y mecanismos de defensa casi automáticos, ha buscado en el romance, el sexo y las relaciones una válvula de escape para sus problemas. Estos problemas, sin embargo, pueden tratarse con la medicina adecuada. No se solucionan “anestesiándolos” con el sexo.

Vale la pena ir a profundidad. Si bien continuar viviendo como hasta ahora lo has hecho es más cómodo y te gratifica inmediatamente, esa no es la respuesta a lo que buscas. ¿Por qué? Usaré un verbo fuerte: te esclavizas. Todo tú amarrado por una compulsión que te roba las ganas, los sueños, tus proyectos... ¡un esclavo! Si ya estás viviendo una adicción sexual, quiero ayudarte a salir de ella.

¡Porque sí hay salida!

En este primer acercamiento empecemos con algunas preguntas. Por favor, trata de responderlas sinceramente:

Examínate a Ti Mismo

Examen orientativo que ofrecen en la página de Sexólicos Anónimos y que puede servirte para ver cuál es la gravedad de tu problema.

1.¿Se te ha ocurrido alguna vez que necesitas ayuda para modificar tu comportamiento o pensamientos sexuales?

2.¿Que te iría mucho mejor si no te ´dejaras llevar´ por los impulsos sexuales?

3.¿Que el sexo o los estímulos exteriores te controlan?

4.¿Has tratado alguna vez de parar o limitar aquello que consideras perjudicial en tu conducta sexual?

5.¿Utilizas el sexo para huir de la realidad, aliviar la ansiedad o porque no sabes resolver los problemas que la vida te plantea?

6.¿Tienes sentimientos de culpa, remordimientos o depresiones después?

7.¿Se ha vuelto más compulsiva tu búsqueda de sexo?

8.¿Perjudica a las relaciones con tu cónyuge?

9.¿Te ves obligado a recurrir a imágenes o a recuerdos durante el acto sexual?

10.¿Se apodera de ti un impulso irresistible cuando la otra parte toma la iniciativa o te propone relaciones sexuales?

11.¿Estás siempre saltando de pareja en pareja o de amante en amante?

12.¿Crees que ´el amor verdadero´ te ayudaría a liberarte de la lujuria, a abandonar la masturbación o a dejar de ser tan promiscuo?

13.¿Tienes una necesidad destructiva, una necesidad sexual y emocional desesperada de alguien?

14.La búsqueda de sexo, ¿hace que no prestes atención a tus necesidades o al bienestar de tu familia y de los demás?

15.¿Se ha reducido tu rendimiento y tu capacidad de concentración en la medida en que el sexo se ha vuelto más compulsivo?

16.¿Te roba tiempo que debieras dedicar al trabajo?

17.¿Cuando buscas sexo acudes a un medio social más bajo?

18.¿Te entran ganas de alejarte lo más rápidamente posible de la otra persona una vez finalizado el acto sexual?

19.¿Te masturbas y tienes relaciones sexuales con otras personas, a pesar de que tu cónyuge es sexualmente satisfactorio?

20.¿Te han arrestado alguna vez por algún delito relacionado con el sexo?

© 1997-2006 Sexaholics Anonymous Inc.

Si has respondido que sí a más de una de estas preguntas, te sugerimos que leas nuestros otros artículos sobre adicción sexual y busques un profesional que pueda orientarte o un grupo de Sexólicos Anónimos.

miércoles, 21 de abril de 2010

Mensaje de Juan Pablo II a la XVIII Conferencia Internacional sobre la Depresión


«La clave para ayudar a una persona con depresión es el amor y la oración. Las personas que cuidan de los enfermos deprimidos deben ayudar a recuperar la propia estima, la confianza en sus capacidades, el interés por el futuro, las ganas de vivir. Por eso, es importante tender la mano a los enfermos, hacerles percibir la ternura de Dios, integrarlos en una comunidad de fe y de vida, en la que se sientan acogidos, comprendidos, sostenidos, dignos, en una palabra, de amar y de ser amados.
En el camino espiritual son de gran ayuda la lectura y la meditación de los salmos, el rezo del Rosario, la participación en la Eucaristía, fuente de paz interior. La difusión de los estados depresivos es preocupante. Se manifiestan fragilidades humanas, psicológicas y espirituales, que al menos en parte son inducidas por la sociedad. Es importante ser conscientes de las repercusiones que tienen los mensajes transmitidos por los medios de comunicación sobre las personas, al exaltar el consumismo, la satisfacción inmediata de los deseos, la carrera a un bienestar material cada vez mayor. Es necesario proponer nuevas vías, para que cada uno pueda construir la propia personalidad, cultivando la vida espiritual, fundamento de una existencia madura. La Iglesia y la sociedad deben proponer a las personas, especialmente a los jóvenes, figuras y experiencias que les ayuden a crecer en el plano humano, psicológico, moral y espiritual. La ausencia de puntos de referencia contribuye a crear personalidades más frágiles, llevando a considerar que todos los comportamientos son semejantes.

Juegan un papel relevante la familia, la escuela, los movimientos juveniles, las asociaciones parroquiales.

También es significativo el papel de las instituciones públicas para asegurar condiciones de vida dignas, en particular, a las personas abandonadas, enfermas, ancianas. Son igualmente necesarias las políticas para la juventud, que ofrezcan a las nuevas generaciones motivos de esperanza, preservándolas del vacío o de otros peligros».


Te recomendamos el siguiente enlace:

No estás deprimido estás distraído

La destrucción del amor


El matrimonio está en crisis, con España a la cabeza de Europa. Se casan menos, se rompe el ritmo hiperlumínico y a cara de perro, porque también crecen los divorcios contenciosos. La nueva ley del divorcio que ha convertido el contrato matrimonial en nada ha fracasado en lo que era su finalidad anunciada: conseguir que el proceso de divorcio fuera menos conflictivo. ¿De dónde surge este problema en torno al matrimonio que a tantos parece contagiar? De toda la variedad de respuestas posibles, una es decisiva. Se produce porque estamos ante la crisis del amor.

Uno de los vicerrectores la universidad Abat Oliba, el Dr. Marcin Kazmierczak, tiene un texto breve e interesante. Se llama El Amor en la Literatura, y proporciona un instrumento para interpretar las causas primarias del gran numero de rupturas matrimoniales. El relato explica tres tipos de amor. Uno el hedonista, cuyo motor es el placer, sobre todo sexual, donde la realización entendida solo como la satisfacción inmediata del propio deseo resulta una práctica egocéntrica demoledora de toda relación estable. Constituye una vía segura a la soledad, que hace al individuo más dependiente del Estado, y más débil la sociedad.

Un segundo tipo posee el oropel del amor romántico, donde solo juega la afectividad, marginando toda razón que permita construir una relación estable. Solo perdura cuando no se realiza y no debe afrontar el desgaste cotidiano de la vida en común. El hedonista y el romántico comparten semejanzas. La mas destacada es la satisfacción del propio deseo sin reparar en las consecuencias sobre el otro. Quizás por eso, Charles Taylor sitúa al romanticismo como una de las componentes del hedonismo expresivo que culmina en la sociedad desvinculada que tantos males nos produce.

Una tercera forma de amar nace del don, de la entrega. Citando a Thomas More, Kazmierczak lo define como un amor incondicional que busca el bien del otro de manera desinteresada. Valora lo sexual y lo afectivo como componentes importantes pero no los absolutiza. Utiliza la virtud y la recta razón para construir una felicidad estable, consciente de que una relación de entrega exigirá paciencia, capacidad de perdón y humildad para ser perdonado.

“Es paciente, bondadoso, no es presumido, ni orgulloso. No es grosero, ni egoísta, no se irrita, nunca se venga. No se alegra con la mentira, y si en la verdad. Todo lo excusa, lo espera, lo soporta”.


Así definió el amor Pablo de Tarso en el año 58. Sigue siendo cierto. Este es el vínculo fundador de todos los bienes, y su destrucción la consecuencia mas dañina de lo que la cultura de la desvinculación esta haciendo contra nosotros. Educar en el sentido del amor conyugal es la condición necesaria para que existan familias sólidas.

Fuente: ForumLibertas

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Boletín #1 de la comunidad de psicologos

Lo que ocultan los ideólogos de género de la masturbación

Fuente: caminocatólico

Lo dice Jesús Poveda, médico y profesor universitario:

“Educar es sacar lo mejor del individuo. Si la educación sexual se basa únicamente en potenciar los impulsos sexuales, se reducirá al hombre a esta dimensión, obviando otras como son su capacidad de desarrollo emocional, psíquico e intelectual”.
Esta educación es causa de muchos trastornos de maduración en la persona. Poveda aclara que como todo hábito, puede convertirse en dañino y causar una patología.

(Marta Santín / Alba) La moral sexual trata de mostrar al ser humano el verdadero sentido de la sexualidad humana. Así lo explica José Noriega en su libro El destino del Eros. “La masturbación no encauza al sujeto a una salida de sí mismo para dirigirse a otra persona, no conduce a una excelencia de vida en plenitud: está vacía de una realidad verdaderamente humana, de una reciprocidad en la que el hombre pueda encontrar una verdadera compañía. No ordena a la persona a una plenitud de vida, sino que la encierra en la soledad“.

Juan Pérez Soba, catedrático de Teología Moral de la Facultad de San Dámaso de Madrid, afirma que la moral sexual enseña al hombre a encontrarse con su propia dignidad, le conduce al amor recíproco y complementario. “Las personas que buscan auto-complacencia mediante la masturbación, terminarán convirtiéndose en seres insatisfechos, fragmentados, encerrándose en un mundo imaginario. Se ha perdido el valor humano de donación a la persona amada, el valor intrínseco de la sexualidad, dando paso únicamente a la búsqueda de los placeres individuales. Lo paradójico es que esto no ha traído una sociedad más feliz, sino más egoísta”.

La ideología de género promete felicidad con la práctica de la masturbación. Sin embargo, estudios clínicos de psiquiatras y psicólogos, avalan lo contrario. Hasta el mismo Freud, padre del pansexualismo, lo pensaba: “El masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su psicoafectividad”.

El psiquiatra Enrique Rojas, en su libro Enciclopedia de la sexualidad, señala que “la masturbación no sólo no libera al hombre sino que termina neurotizándolo. Podrá compartir la vida con otra persona, pero amándose más a sí mismo. Por ese camino, no llegará a la plenitud personal”. Aclara Rojas que la masturbación no causa daños físicos, pero sí psicológicos.

William Kraft, profesor de Psicología en Pittsburgh, Pennsylvania, sostiene que su experiencia clínica le ha permitido percibir la seductiva naturaleza de la masturbación, ya que es un medio fácil para explorar las sensaciones genitales sin comprometerse en una relación interpersonal. “Cuando este acto se convierte en la principal fuente de intimidad y satisfacción, perjudica el crecimiento espiritual. Se pasa a vivir en el mundo de las personas ficticias en el que todo es posible y no hay límites“.

Otros psicólogos relatan el caso de matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por la masturbación, se negaba a las relaciones sexuales.